Mantenimiento, pruebas y vida útil de pozos a tierra

El sistema de puesta a tierra es uno de los elementos con mucha más importancia de un sistema eléctrico seguro y funcional. Su función esencial es disipar de manera efectiva las corrientes eléctricas de fallas hacia el subsuelo, salvaguardando la seguridad de las personas, equipos y estructuras. Sin embargo, para que el sistema pueda cumplir con su función de manera efectiva a través del tiempo, es de gran importancia hacer un mantenimiento apropiado, pruebas periódicas y comprender los factores que influyen en su vida útil.

💡 ¿Está buscando expertos en Pozos a Tierra?
Haga clic aquí y déjenos encargarnos de todo por usted

¿Por qué es esencial mantener un pozo a tierra en buen estado?

Un sistema de puesta a tierra que no funciona correctamente puede significar un peligro serio para la seguridad de las personas y de los equipos eléctricos. Si no se cuenta con un pozo a tierra eficiente, se incrementa las probabilidades de descargas eléctricas, sobrecargas, incendios, fallas en equipos electrónicos y hasta incluso penalizaciones legales por incumplimiento de normativas.

El objetivo principal de la puesta a tierra es funcionar como si fuese una vía de escape segura para la corriente eléctrica no deseada. Si el pozo a tierra no cuenta con un mantenimiento adecuado, lo más probable es que su eficiencia disminuya con el tiempo por el desgaste de sus componentes, corrosión, cambios en el suelo o malas prácticas de instalación.

Factores que afectan la vida útil del pozo a tierra

La vida útil del pozo a tierra no es eterna. La vida útil del pozo a tierra puede disminuir por varios factores ambientales, técnicos y de mantenimiento. Entre los factores más relevantes están:

  • Corrosión: La humedad y la composición química del suelo pueden oxidar los electrodos y conexiones, disminuyendo la eficiencia del sistema.
  • Envejecimiento de los materiales: Con el paso del tiempo, los metales pierden su capacidad conductiva, especialmente si no se han protegido contra la oxidación.
  • Falta de mantenimiento: La ausencia de revisiones periódicas permite que fallos menores se conviertan en problemas graves.
  • Diseño e instalación incorrectos: Una mala ubicación del electrodo o el uso de materiales inadecuados puede comprometer la vida útil desde el inicio.
  • Cambios en el suelo: Alteraciones en la humedad, compactación o presencia de rocas pueden afectar la conductividad del terreno.
  • Impacto de rayos o sobrecargas: Las tormentas eléctricas o fallas eléctricas severas pueden dañar permanentemente el sistema de tierra.

Mantenimiento preventivo del pozo a tierra

Hacer un mantenimiento preventivo regular es de gran importancia para alargar la vida útil del pozo a tierra y así poder asegurar su correcto funcionamiento. Las acciones más importantes incluyen:

  • Inspecciones visuales: Revisar el estado de las conexiones, presencia de corrosión, daño mecánico o elementos extraños.
  • Limpieza de componentes: Eliminar óxido, suciedad o materiales que puedan obstruir el contacto eléctrico.
  • Verificación de conexiones: Asegurar que los empalmes y uniones estén firmes, sin aflojamiento ni corrosión.
  • Registro de mantenimiento: Llevar un historial técnico ayuda a detectar patrones anómalos en la resistencia del sistema.

¿Cómo se detecta un fallo en el pozo a tierra?

El rápido reconocimiento de fallos facilita la prevención de accidentes graves. Algunos de los signos más habituales de un pozo a tierra deficiente incluyen:

  • Pequeñas descargas eléctricas al tocar electrodomésticos o superficies metálicas.
  • Luces que parpadean o presentan fluctuaciones de tensión.
  • Interrupciones frecuentes de los disyuntores o fusibles.
  • Olor a quemado cerca de enchufes o dispositivos eléctricos.
  • Daño frecuente en equipos electrónicos.
  • Chispas o chasquidos audibles al conectar o desconectar aparatos.
  • Resultados anómalos en pruebas de resistencia.

Pruebas para evaluar la efectividad del pozo a tierra

Para que un pozo a tierra funcione de manera correcta se debe de realizar mediciones periódicas de su resistencia para comprobar su rendimiento si es que se mantiene dentro de los límites seguros. Los métodos más utilizados son:

1. Método de los tres polos (3P)

Es el más frecuente. En este método se debe de utilizar una herramienta llamada telurómetro para inyectar corriente alterna al electrodo de tierra. Después, se mide la disminución de la tensión y se calcula la resistencia. Este método requiere:

  • Electrodo de tierra (E)
  • Electrodo de potencial (EP)
  • Electrodo auxiliar (EA)

💡 ¿Está buscando expertos en Pozos a Tierra?
Haga clic aquí y déjenos encargarnos de todo por usted

2. Método de caída de potencial

Útil cuando el espacio es limitado. Consiste en calcular la tensión a lo largo de un cable conectado al pozo a tierra en distintos puntos del área, lo que permite calcular la resistencia.

Estos controles los deben de realizar solo por profesionales certificados al menos una vez al año o cuando se lleven a cabo modificaciones eléctricas en la instalación.

¿Cómo mejorar un pozo a tierra con bajo rendimiento?

Si las mediciones muestran una elevada resistencia, es factible implementar mejoras para recuperar su efectividad:

  • Agregar agentes químicos conductores (como bentonita o sales especiales) alrededor del electrodo para reducir la resistividad del suelo.
  • Instalar electrodos adicionales para aumentar la superficie de contacto y facilitar la disipación de corriente.
  • Reemplazar componentes corroídos por materiales resistentes a la intemperie, como cobre o acero galvanizado.
  • Implementar sistemas de monitoreo remoto que alerten sobre variaciones críticas en la resistencia o el flujo de corriente.

La influencia de la geología del suelo

El tipo de suelo es uno de los principales elementos para determinar la eficiencia del pozo a tierra. Por ejemplo:

  • Suelos arcillosos: Tienen baja resistividad, ideales para sistemas de puesta a tierra.
  • Suelos arenosos o rocosos: Su resistividad es alta, lo que dificulta el flujo eléctrico.
  • Suelos húmedos o con minerales conductores: Mejoran notablemente la eficiencia del pozo.

La humedad, la mineralización y la temperatura tienen un impacto directo en la conductividad del suelo, y deben ser consideradas en cualquier evaluación técnica.

Consecuencias de una resistencia incorrecta

Un pozo a tierra con una resistencia superior a los valores permitidos (comúnmente >10 ohmios) puede ocasionar graves consecuencias:

  • Riesgo elevado de descargas eléctricas.
  • Fallas en equipos electrónicos sensibles.
  • Cortocircuitos, sobrecargas e incendios.
  • Interferencias electromagnéticas en sistemas de comunicación y automatización.
  • Infracción de normativas eléctricas que pueden derivar en multas o clausuras.

Buenas prácticas para maximizar la vida útil del pozo a tierra

  • Planificar inspecciones semestrales o anuales con personal calificado.
  • Documentar cada revisión o reparación.
  • Utilizar materiales de alta calidad desde la instalación inicial.
  • Capacitar al personal de mantenimiento en seguridad eléctrica.
  • Evitar instalar pozos a tierra cerca de fuentes de interferencia electromagnética. COD-268457

💡 ¿Está buscando expertos en Pozos a Tierra?
Haga clic aquí y déjenos encargarnos de todo por usted

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *