LAMPARAS CONVENCIONALES

Las incandescentes producen luz al calentar un filamento, mientras que las fluorescentes utilizan gases y fósforo. Las fluorescentes consumen menos energía y duran más, pero requieren balastos para funcionar y contienen pequeñas cantidades de mercurio.

Sí, aunque en muchos países han sido restringidas o eliminadas del mercado por su bajo rendimiento energético. Se siguen usando en ciertos ambientes donde se desea luz cálida y natural, o cuando se prioriza el costo inicial muy bajo.

En comparación con las tecnologías modernas, las lámparas convencionales son poco eficientes. Por ejemplo, una lámpara incandescente convierte solo el 10% de la energía en luz; el resto se pierde en forma de calor. Las fluorescentes son más eficientes, pero aún superadas por las LED.

Las incandescentes duran alrededor de 1,000 horas, las halógenas entre 2,000 y 4,000, y las fluorescentes entre 7,000 y 15,000. Esto las hace menos duraderas que las LED, que pueden alcanzar entre 25,000 y 50,000 horas.

Aún se emplean en hogares, oficinas antiguas, luminarias decorativas, instalaciones temporales o espacios donde no se han actualizado los sistemas de iluminación. También son útiles donde se requiere luz instantánea sin componentes electrónicos complejos.

Su ventaja principal es el costo inicial bajo y la disponibilidad en muchas formas y colores. Algunas personas también prefieren el tono cálido y suave de las incandescentes. Además, no requieren circuitos electrónicos ni drivers.