El rastrillo de metal es más resistente y sirve para tareas pesadas como mover tierra o piedras. El de plástico es más ligero y está pensado para recoger hojas secas u otros residuos livianos sin dañar el césped.

Para hojas secas o césped cortado, lo ideal es un rastrillo con púas flexibles de plástico o metal delgado. Son livianos, fáciles de manejar y cubren una buena superficie.

Sí, especialmente los rastrillos de metal con púas rectas. Son perfectos para emparejar el terreno, distribuir compost o preparar la tierra para sembrar.

Depende de tu estatura y el uso. Un mango largo (alrededor de 1.20 m) te da más alcance y evita que te agaches demasiado. Para trabajos de precisión o espacios pequeños, un mango corto es ideal.

Es recomendable limpiarlo después de cada uso, especialmente si ha estado en contacto con tierra húmeda. También puedes aplicar un poco de aceite en la parte metálica para evitar el óxido.