ATOMIZADORES​

Los más comunes son:

• Manual o de gatillo: operado a mano, ideal para uso doméstico o jardinería.

• Electrónico o ultrasónico: usado en nebulizadores médicos y aromaterapia.

• Presurizado o de mochila: para fumigaciones agrícolas o industriales.

• Pulverizadores de aire comprimido: para uso profesional o industrial.

Generalmente, líquidos diluidos en agua, como desinfectantes, insecticidas, fertilizantes líquidos, perfumes, aceites esenciales y soluciones médicas. Es importante no usar líquidos corrosivos o demasiado viscosos que puedan dañar el equipo.

Después de cada uso, se debe limpiar el tanque y las boquillas con agua limpia para evitar obstrucciones. Revisar y lubricar partes móviles si es necesario. Guardar en lugar seco y protegido de temperaturas extremas.

Aunque se usan como sinónimos, un atomizador suele generar gotas más finas, formando una niebla muy ligera. Un pulverizador genera gotas más grandes y una dispersión menos fina, ideal para aplicaciones donde se necesita mayor cobertura.

Depende de la aplicación: para uso doméstico o limpieza, un atomizador manual es suficiente; para agricultura o desinfección en grandes áreas, uno eléctrico o de mochila es mejor. También hay que considerar capacidad, presión y tipo de boquilla.